GENERO, VULNERABILIDAD PSICOLOGICA Y MODOS DE PROCESAMIENTO  EN SITUACIONES DE ESTRÉS

 Edwin Manrique[1], Haydeé Aguado[2], Francisco Bravo[3]

 

    Se estudia la influencia del género en las medidas de la vulnerabilidad psicológica y de los modos de procesamiento de la información (procesamiento automático, procesamiento emocional y procesamiento racional). Adicionalmente, se establecen las intercorrelaciones entre estas variables de estudio.

     Se trabajó con estudiantes universitarios de ambos sexos, a quienes se les aplicó el Inventario de Modos de Procesamiento Percibidos (IMPP) y la Escala de Vulnerabilidad Psicológica (EVP). Los resultados revelan una mayor vulnerabilidad psicológica entre las mujeres que entre los hombres, así como una mayor utilización del procesamiento emocional. Los varones, por su parte, ponen de manifiesto mayores medidas en el procesamiento racional y en el procesamiento automático. Adicionalmente, se encontró una correlación positiva entre el procesamiento emocional y la vulnerabilidad psicológica, así como entre el primero y el procesamiento automático; por el contrario, hay una relación negativa entre el procesamiento emocional y el procesamiento raciona.

     Los hallazgos se describen en el marco de las teorías cognitivas del procesamiento de información y de su relación con la psicopatología.

 Palabras clave:  Género, Vulnerabilidad psicológica,  Procesamiento de información

  

    This is a study of the influence of gender on psychological  vulnerability measures and on ways of information processing (automatic processing, emotional processing and rational processing),  we also interrelate these study variables.

The subjects of study were university students whom underwent the Inventario de Modos de Procesamiento Percibidos (IMPP) and the Escala de Vulnerabilidad Psicológica (EVP). Results reveal more psychological vulnerability and use of emotional processing among women, and higher scores in rational processing and automatic processing among men. We also found a positive relation between emotional processing and psychological vulnerability and between emotional processing and automatic processing. On the contrary, we found a negative relation between emotional processing and rational processing. We describe these findings since cognitive theories of information processing and its relation with psycopathology.

 

Key words: Gender, psychological vulnerability, information processing.

     Las teorías contemporáneas del estrés, fundamentalmente las de orientación cognitiva, postulan que el afrontamiento es un importante constructo explicativo que habitualmente se utiliza para fundamentar las diferencias individuales en las respuestas frente al estrés. Desde la perspectiva cognitiva, el afrontamiento es visto como un elemento mediador entre eventos estresante específicos y sus consecuencias emocionales y físicas. Lazarus y Folkman (1986) lo definen como las actividades cognitivas y conductuales complejas y multideterminadas, mediante las cuales una determinada persona intenta manejar situaciones estresantes específicas del mismo modo que las emociones que generan.

     Con relación a este importante constructo, se ha planteado diferentes modos de afrontamiento: factores dirigidos a la resolución del problema (desarrollo de estrategias cognitivas y conductuales como plantear alternativas de solución, búsqueda de información, formular un plan de acción y seguirlo) y factores dirigidos a la emoción, que incluyen la búsqueda de apoyo social emocional, el distanciamiento, la evitación, la acentuación de los aspectos positivos de la situación y el autorreproche (Lazarus y Folkman, 1986).

   Más específicamente, se señala que hay dos tipos de procesamiento en situaciones de estrés. Primero, un procesamiento automático (pre-evaluación no conciente) que es rápido, relativamente inflexible, con exigencias mínimas de atención y puede activarse sin intención ni conciencia (esquemas). Segundo, un procesamiento controlado y deliberado, altamente flexible y adaptable con el propósito de afrontar las demandas.  El procesamiento automático hace que estímulos levemente nocivos o inocuos sean percibidos como dañinos, pudiendo inducir los llamados pensamientos automáticos o diálogos internos y pueden interferir con el procesamiento controlado.

    Como señalan Burns & D’Zurilla (1999), la mayoría de los intentos para organizar y estudiar los diferentes tipos de afrontamiento han estado basados en un análisis funcional de este constructo mediador, mediante el cual las estrategias de afrontamiento se clasifican de acuerdo a la función o propósito que cumplen en situaciones estresantes específicas, como cambiar la situación en una dirección positiva (afrontamiento  centrado en el problema) y reducir o controlar las emociones desencadenadas por el estresor (afrontamiento centrado en la emoción). Sin embargo, son menos frecuentes los trabajos que se han orientado al estudio del afrontamiento desde un punto de vista del procesamiento de información, donde se pone un énfasis en los procesos cognitivos mediante los cuales se generan y se seleccionan las respuestas de afrontamiento. Es en este último enfoque donde las diferencias individuales en los estilos de procesamiento pueden contribuir a una comprensión y predicción  del afrontamiento adaptativo y del bienestar psicológico.

    Epstein (1994), en su teoría cognitivo-experiencial, ha distinguido dos diferentes sistemas de procesamiento de información que juegan un rol importante en la determinación de las conductas de afrontamiento cotidiano. En primer término, un sistema experiencial que está orientado a la acción inmediata, que requiere de mínimos recursos atencionales, emocional e intuitivo. En segundo lugar, un sistema racional que está orientado hacia la acción postergada y que requiere de una validación a través de la lógica y la evidencia. La teoría cognitivo-experiencial asume que hay diferencias individuales en el grado en que las personas utilizan estos dos modos de procesamiento en diferentes situaciones.

    Hay cierta evidencia de que, dependiendo de la cualidad de las situaciones específicas, determinados  modos de procesamiento pueden tener importantes implicancias en la adaptación y el bienestar psicológico. Por ejemplo, Labrador (2001), como resultado de una serie de estudios, pone de relieve la importancia del procesamiento automático inicial de la información en el desarrollo y mantenimiento de trastornos asociados al estrés, en especial de los trastornos psicofisiológicos.

   En el marco de los trabajos sobre el afrontamiento y el estrés, también se ha implicado la noción de vulnerabilidad psicológica. Como señalan Lazarus y Folkman (1986), este concepto es utilizado ampliamente en el estudio y conceptualización del estrés psicológico y  la adaptación humana. También hacen hincapié en que la vulnerabilidad psicológica no viene determinada solamente por un déficit de recursos, sino por la relación entre la importancia que las consecuencias tengan para el individuo y los recursos de que disponga para evitar la amenaza de tales consecuencias.

   El concepto de vulnerabilidad psicológica tiene también una connotada presencia  y aplicación en el campo de las enfermedades crónicas y de los factores cognitivos ligados a éstas. Desde esta perspectiva, se concibe a la vulnerabilidad psicológica como un patrón de creencias cognitivas que reflejan una dependencia sobre fuentes externas de logro y afirmación, en oposición a creencias en el valor intrínseco de las cualidades y carácter de uno (Malcarne, 1999).

   En general, la vulnerabilidad psicológica tal como se plantea en este trabajo, tiene que ver con las autopercepciones de dependencia, el perfeccionismo, las atribuciones negativas y la necesidad de fuentes externas de aprobación. Los investigadores sociales y del comportamiento han establecido varias relaciones entre la vulnerabilidad cognitiva y las perturbaciones psicológicas, particularmente la depresión (Sinclair & Wallston, 1999).

   El principal propósito de este trabajo fue evaluar las diferencias individuales de género en los modos de procesamiento y en la vulnerabilidad psicológica. Existe alguna evidencia que sustenta que las mujeres, más que los hombres, suelen dirigirse hacia el manejo de las emociones, en tanto los varones prefieren embarcarse en la solución de problemas. En congruencia con estos modos diferenciados de procesamiento y afrontamiento, se ha tratado de explicar porqué las mujeres desarrollan más estados de depresión, suelen atribuir más frecuentemente sus fracasos a factores internos, elaboran apreciaciones más pesimistas acerca de sus propias capacidades y muestran una tendencia a generalizar una deficiencia específica a otras áreas de su vida (Larsen & Diener, 1987).

   Un objetivo complementario tiene que ver con las relaciones que se establecen entre los modos de procesamiento –procesamiento racional, procesamiento emocional y procesamiento automático –y la vulnerabilidad psicológica, tal como está definida en el contexto de este estudio.

METODO  

Sujetos

    Se trabajó con una muestra total de 209 estudiantes universitarios de ambos sexos y, con fines de formarse una mejor impresión de éstos, las características más relevantes de los participantes son mostradas por el cuadro siguiente.

 

Cuadro Nº 1. Características relevantes de la muestra de participantes

Características

  n        %         Edad         d.s.       rango de

                     promedio                   edades

 TOTAL

Sexo

Femenino

Masculino

Estado civil

Soltero

Casado

 209      100      22.55       1.94             19-34

 

104      49.8     22.46       2.47             19-34

105      50.2     22.63       1.40             20-34

 

197     94.3

  12       5.7

 

   El tipo de muestro  fue no aleatorio accidental que, como se refiere en la literatura especializada, es una forma de selección que tiene un uso extendido en la investigación del comportamiento, aún cuando implica algunas limitaciones tanto en su validez externa como interna, esto es en el grado de generalización de los resultados y en el control de las variables extrañas (Kerlinger, 1982; Craig y Metze, 1982).

 

Instrumentos

 Inventario de Modos de Procesamiento Percibidos (IMPP). Es un instrumento que consta de 32 ítem agrupados entres escalas de procesamiento percibido: 12 ítem pertenecientes a la Escala de Procesamiento Racional (PR), 10 ítem adscritos a la Escala de Procesamiento Emocional (PE), y 10 ítem implicados en la Escala de Procesamiento Automático (PA).

     El IMPP fue diseñado por Burns y D’Zurilla (1999) para evaluar el conocimiento y la percepción que una persona tiene de su modo dominante de procesamiento de información en situaciones de estrés y de afrontamiento. La elaboración y la selección de reactivos del IMPP están basadas en la Teoría Cognitivo-Experiencial (Epstein, 1990), la misma que hace una distinción entre procesamiento de información racional y procesamiento de información experiencial.

     Las pruebas de confiabilidad han establecido que el IMPP es un instrumento con una buena homogeneidad interna (consistencia interna) y estabilidad temporal (confiabilidad test-retest). Los coeficientes para estos dos tipos de confiabilidad son presentados en el siguiente cuadro.

 

Cuadro Nº 2. Coeficientes de consistencia interna y de confiabilidad test-retest para el IMPPP.

 

 Escala                          Alfa              Test-retest 

P. Racional                  .90                   .56

P. Emocional               .88                   .61

P. Automático              .82                   .56

   Por su parte, la validez del IMPP fue evaluada a través de sus correlaciones convergentes y discriminantes con cierto número de variables de criterio externo, incluyendo otras medidas de procesamiento de información racional y experiencial, así como medidas de afectividad, personalidad, inteligencia general, estrategias de afrontamiento situacional y medidas de bienestar psicológico. En términos generales, el patrón de correlaciones convergente y discriminante con variables externas provee un buen fundamento para la validez de constructo del IMPP, así como para la hipótesis de que el procesamiento racional está más fuerte y consistentemente relacionado con un afrontamiento adaptativo centrado en el problema y con el bienestar psicológico.

     Escala de Vulnerabilidad Psicológica (EVP). Es una medida corta de seis ítem que incluye cogniciones que fomentan reacciones perjudiciales frente al estrés, y es útil para identificar a individuos que tienen una mayor necesidad de intervenciones cognitivo conductuales, incluyendo personas que sufren de enfermedades físicas crónicas. Fue diseñada para identificar personas con patrones cognitivos que propician una mayor vulnerabilidad frente al estrés. Los patrones cognitivos indagados tienen que ver con las percepciones de dependencia, perfeccionismo, atribuciones negativas y la necesidad de fuentes externas de aprobación.

     El análisis de la confiabilidad de la EVP se hizo mediante una prueba de consistencia interna y, para tres muestras diferentes de personas, los coeficientes oscilaron entre .71 y .86. Estos niveles de consistencia interna se considera que son adecuados para  una escala que consiste de tan pocos ítem. También hay evidencia de que la EVP es una medida estable en el tiempo, con coeficientes que oscilan entre .79 y .83. Por otro lado, se comprobó su validez concurrente y predictiva correlacionando sus puntuaciones con medidas de recursos de afrontamiento y de bienestar psicológico. En todos los casos, el análisis correlacional bivariado reveló un patrón consistente de correlaciones teóricamente predecibles entre las puntuaciones de la EVP y las medidas de las dimensiones antes referidas.

 

Procedimiento  

    Los dos instrumentos fueron aplicados colectivamente de un modo conjunto y de forma aleatoria, como parte de las actividades académicas que los estudiantes llevaban a cabo durante su permanencia en el hospital. Las instrucciones fueron estandarizadas y provistas en los protocolos respectivos y no se detectaron dudas respecto a su contenido.

 

RESULTADOS

Estadísticas Descriptivas

    Las medias y desviaciones estándar de las puntuaciones de vulnerabilidad psicológica y de los modos de procesamiento en función del género, se muestran en el cuadro 3. Los modos de procesamiento, como se señaló anteriormente, incluyen el procesamiento racional, el procesamiento emocional y el procesamiento automático.

     Los datos del cuadro 3  ponen en evidencia algunos hechos bastante interesantes y que, en general, son congruentes con los hallazgos de otros estudios en el área de indagación. Una primera revelación tiene que ver con las puntuaciones promedio, relativamente más altas que las de los hombres, que las mujeres alcanzan en la medida de la vulnerabilidad psicológica (14.69 y 12, respectivamente) y en el procesamiento emocional (24.11 y 21.24, respectivamente). Un segundo patrón de resultados revela que los hombres logran puntajes más elevados que las mujeres en el procesamiento racional (38.91 y 36.89, respectivamente) y en el procesamiento automático (27.75 y 24.61, respectivamente).

 

Cuadro Nº 3. Medias y desviaciones estándar de las medidas de Vulnerabilidad psicológica y de modos de procesamiento

 

 

Sexo

Vulnerabilidad 

   psicológica                PE                   PR                   PA

 Femenino (N)

   Media

   DS

 

Masculino (N)

   Media

   DS

 

TOTAL (N)

   Media

   DS

 

            104                  104                  104                  104

            14.69               24.11               36.89               24.61

            4.92                 6.81                 6.64                 5.59

 

            105                  105                  105                  105

            12.00               21.24               38.91               27.75

            3.33                 5.97                 6.73                 6.22

 

            209                  209                  209                  209

            13.34               22.67               37.91               26.19

            4.40                 6.55                 6.74                 6.11

 

Análisis de Varianza

    El siguiente cuadro pone de manifiesto que las diferencias encontradas en función del sexo no se deben al azar. Por el contrario, esta variable es una fuente de varianza sistemática en la medida de la vulnerabilidad psicológica y de los estilos de procesamiento en referencia.

 

Cuadro Nº  4. ANOVA de los datos de vulnerabilidad psicológica y de modos de procesamiento

 

 

FUENTE

Suma de          g.l.       Media              F              Significación

Cuadrados                   cuadrada                                  (p)

 VP      Entre grupos

            Intragrupo

            Total

 

PE       Entre grupos

            Intragrupo

            Total

 

PR       Entre grupo

            Intragrupo

           Total

 

PA       Entre grupos

            Intragrupo

            Total 

378.727           1          378.727           21.501             .000

3646.154         207      17.614            

40.24.880        208

 

429.671          1          429.671           10.480             .001

8486.884        207      40.999

8916.555        208

 

213.208           1          213.208           4.774               .030

9244.065         207      44.657

9457.273                 208

 

517.324           1          517.324           14.786             .000

7242.398         207      34.987

7759.722         208                            

     Tal como demuestra el cuadro anterior, se dan diferencias significativas entre hombres y mujeres, tanto en la medida de la vulnerabilidad psicológica cuanto en las dimensiones que están implicadas en los modos de procesamiento percibidos.

   Como un hallazgo interesante, pero que queda pendiente para una mayor indagación por el escaso número de participantes con un estado civil casado, se encontró que estos últimos tienen una puntuación de vulnerabilidad significativamente mayor que los estudiantes con un estado civil soltero (16.92 versus 13.12, p< 0.01). Sin embargo, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en los modos de procesamiento percibidos en función del estado civil.

 

Análisis Correlacional[4]

    El análisis de las correlaciones entre las variables de estudio pone de manifiesto una relación positiva entre la vulnerabilidad psicológica y el procesamiento emocional (r = .470, p< 0.01) y una correlación igualmente positiva entre el procesamiento emocional y el procesamiento automático (r = .191, p< 0.01). En una dirección opuesta, existe una correlación negativa entre el procesamiento emocional y el procesamiento racional (r = .143, p< 0.05).

 

Cuadro Nº 5.  Correlaciones de Pearson entre las variables  de estudio

 

Variables

VP                   PE                   PR                   PA

 VP

PE

PR

PA

----                  .470**             .001                 .062

                        ----                  -.143*             .191**

                                               ----                  .082

                                                                       ----

 **        p< 0.01 (prueba de dos colas)

 *        p< 0.05 (prueba de dos colas)

VP =   Vulnerabilidad psicológica

PE =   Procesamiento emocional

PR =   Procesamiento racional

PA =   Procesamiento automático

   El cuadro anterior también pone de manifiesto las bajas correlaciones (no significativas) entre la vulnerabilidad psicológica y el procesamiento racional (r = .001), entre la vulnerabilidad psicológica y el procesamiento automático (r = .062) y, del mismo modo, entre el procesamiento racional y el procesamiento automático (.082).

ANÁLISIS

 El propósito de este estudio fue, por una parte, comparar la vulnerabilidad psicológica y los modos de procesamiento de la información de estudiantes universitarios de sexo masculino y femenino. Por otra parte, como un objetivo complementario,  establecer la dirección y fuerza de las relaciones entre las variables de estudio (vulnerabilidad psicológica, procesamiento racional, procesamiento emocional y procesamiento automático).

     Con relación a la primera parte, ya Epstein había planteado en su Teoría Cognitivo-Experiencial importantes diferencias individuales en el grado en el cual las personas apelan a diferentes modalidades de procesamiento de información en un rango de situaciones de vida (Epstein, 1994). En el caso del estudio que aquí se reporta, al parecer, el género, es una variable individual importante con implicancias connotadas en el uso diferenciado de modos de procesamiento de la información. Más específicamente, las mujeres ponen de manifiesto una mayor utilización de estrategias de afrontamiento emocionales que los hombres. En otras palabras, las mujeres más que los hombres, confían predominantemente en sus sentimientos, emociones e intuiciones como guías de sus esfuerzos de afrontamiento.

     El hallazgo anterior, si bien no tan novedoso, resulta sumamente relevante si se toma en cuenta que un estilo de procesamiento emocional de la información está consistentemente relacionado con el desarrollo y mantenimiento de síntomas depresivos, especialmente en la población femenina. Las teorías de la depresión basadas en el procesamiento de la información, han sustentado extensamente este elemento de vulnerabilidad en el género femenino (Beck, 1976). Más aún, se ha llegado a plantear que el hecho de ser mujer, es un factor de vulnerabilidad para la depresión (Lewinshn, Hoberman, Teri & Hautzinger, 1995). Sin embargo, en un problema tan complejo y polémico como éste, habría que hacer finas discriminaciones respecto a los factores biológicos, cognitivos y psicosociales implicados en la génesis y mantenimiento de los desórdenes afectivos.

     No obstante, también resulta revelador el hecho de que las mujeres exhiban medidas de mayor vulnerabilidad psicológica que su contraparte masculina. También en este caso, el constructo de vulnerabilidad psicológica tal como está definido en el contexto de este trabajo, refleja muchas de las variables de personalidad discutidas en la literatura psicosocial como factores de vulnerabilidad para la depresión (Persons & Miranda, 1992). En efecto, ciertas características como las atribuciones negativas, globales y rígidas, las tendencias hacia el perfeccionismo, la autoevaluación crítica y la extrema dependencia de la aprobación de los otros tienden a relacionarse consistentemente con la vulnerabilidad para la depresión.

     Es oportuno enfatizar  que la vulnerabilidad psicológica refleja un patrón de creencias que pudiera contribuir al uso de estrategias maladaptativas de afrontamiento. Al parecer, dependiendo de la situación específica, esto es lo que sucedería cuando se recurre a un modo de procesamiento de la información predominantemente emocional. En este caso, el afrontamiento disfuncional puede hacerse evidente en conductas de pasividad, autoculpa, aislamiento y catastrofización.

     Las puntuaciones significativamente más altas de los varones en las medidas del procesamiento racional (PR) y del procesamiento automático (PA) –y relativamente menores en el procesamiento emocional (PE) –sugieren que los hombres con más probabilidad que las mujeres responden rápida y automáticamente frente a las demandas de las situaciones de afrontamiento. En general, en el PR se pone de manifiesto una mayor orientación hacia la solución del problema, más planeamiento y deliberación, mayores habilidades de solución de problemas y un afrontamiento menos impulsivo y espontáneo. Por su lado, el PA tiene aspectos comunes con el PR, pero también aspectos similares con los reportados por el procesamiento emocional (PE. Como los “procesadores” racionales, los procesadores automáticos ponen de manifiesto una orientación hacia la solución de problemas, mayores habilidades de solución de problemas y menos ansiedad. Y, al igual que los “procesadores” emocionales, reportaron una mayor expresión de emociones (como un aspecto adaptativo), pero también evitación de la solución de problemas y cólera.

     La naturaleza mixta del procesamiento automático, donde entran a tallas aspectos del PR, pero también aspectos del PE, al parecer no es un hallazgo sorprendente. Como señalan Burns y D’ Zurilla (1999), más que en cualquier otro modo de procesamiento, los resultados del PA varían dependiendo del tipo de situación y de la historia de afrontamientos de la persona. En situaciones familiares, es probable que este tipo de procesamiento sea exitoso y adaptativo, y lleve a la reiteración de las mismas estrategias de afrontamiento que han funcionado bien en el pasado. . Sin embargo, en situaciones más novedosas, ambiguas y/o complejas, es posible que el PA solo no produzca consecuencias adaptativas debido a que los viejos hábitos de afrontamiento no siempre serán adaptativos o efectivos en situaciones novedosas.

    Hay que remarcar, sin embargo, que aún cuando los individuos pueden utilizar un modo de procesamiento de información, éste no es exclusivo ni predominante en todos los casos y situaciones. Es posible, como se hace patente en los índices de correlación de los modos de procesamiento de este trabajo, que las personas (hombres o mujeres) que hacen uso del PR también lo hagan con el PA y, en menor medida, con el PE, en tanto que los individuos que reportan más PE también reportan PR y, en mayor medida, PA (tanto hombres como mujeres).

     Con relación a lo anterior, la Teoría Cognitivo-Experiencial de Epstein también sugiere que las variables situacionales influyen en la relativa dominancia de diferentes modalidades de procesamiento. Por ejemplo, el PA pudiera ser más factible en situaciones familiares y rutinarias; el PE entraría a tallar con más frecuencia en situaciones altamente emocionales (p.e. situaciones que implica miedo, amor, cólera), y el PR pudiera ser más probable en situaciones novedosas, ambiguas o complejas. El grado de generalidad versus especificidad situacional de las modalidades de procesamiento es un problema importante que requiere de una mayor indagación, porque el grado de adaptabilidad de un modo específico de procesamiento puede depender significativamente del tipo de situación. Autores como Aldwin (1994) han llegado a la conclusión de que las diferencias individuales y las variables situacionales influyen en el afrontamiento, pero que la contribución de estos dos factores aún no se ha determinado inequívocamente.

     En lo que respecta al segundo objetivo, esto es, el establecimiento de correlaciones entre las variables de estudio, sólo queda añadir que –en general –se hallan en línea con los hallazgos de otras investigaciones. Así, por ejemplo, la relación positiva entre la vulnerabilidad psicológica y el procesamiento emocional da cuenta que las expectativas y pensamientos negativos pueden contribuir a un inadecuado procesamiento, incongruente con una situación específica. Las correlaciones positivas entre el PA y el PE, por un lado, y la vinculación negativa entre el PR y el PE, por el otro, sugieren la complejidad del funcionamiento de los modos de procesamiento y la implicancia de los factores individuales y situacionales.

     Para concluir, es necesario remarcar que hay abierto todo un campo de exploración empírica en el área del procesamiento de información, de la vulnerabilidad psicológica y de sus encadenamientos con el desarrollo y mantenimiento de la psicopatología. Sin  embargo, a partir de los resultados obtenidos en este trabajo y guardando la debida mesura por las evidentes limitaciones inherentes al diseño y al tipo de muestreo utilizados, se puede adelantar que una investigación más acuciosa en estos ámbitos puede ayudar a mejorar las predicciones del afrontamiento adaptativo y de bienestar psicológico, y a comprender el rol de los estilos de procesamiento de la información en la psicopatología.

     Otros aportes nada desdeñables a partir de la indagación en los campos antes señalados tienen que ver con la posibilidad de identificar, con una mayor precisión, objetivos apropiados de tratamiento (por ejemplo, déficits en el procesamiento racional o utilización generalizada del procesamiento automático). También podría posibilitar la derivación de los pacientes a tratamientos adecuados y más pertinentes (por ejemplo, terapia cognitiva o terapia experiencial o interpersonal, dependiendo de la dominancia (o dñeficit) de un estilo de procesamiento específico que se traduce en un comportamiento disfuncional). Finalmente –sin necesariamente agotar la gama de aportes – la exploración de los modos de procesamiento y de la vulnerabilidad psicológica puede incidir en la evaluación de resultados de tratamientos específicos (por ejemplo, incremento del PR subsiguiente a la terapia cognitiva, o incremento del PE  subsiguiente a la terapia experiencial o interpersonal).

 

 

REFERENCIAS



[1] Psicólogo, Unidad de Epidemiología, Docencia e Investigación. Hospital Hermilio Valdizán.

   e-mail: emanrique@terra.com.pe

[2] Psicóloga, Directora del Programa de Especialización en Modificación de Conducta y Terapia Cognitivo-

  Conductual (PROMOTEC).

[3] Psiquiatra, Hospital Hermilio Valdizán. Docente de la Facultad de Medicina, UNMSM.

[4] Todos los datos y análisis estadísticos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS para Windows, versión 10.0